jueves, 7 de agosto de 2008

UN ALTO EN EL CAMINO

Después de algunos meses de silencio en los que tuve la intención de escribir aportando algo y no sumarme a los lamentos, invito a un momento de reflexión

PODER ADMINISTRAR PODER: TIEMPOS DE PERDÓN

POR: Marcela Martínez Sempértegui*

Tres verbos en infinitivo que para ser acción necesitan el sujeto y sus complementos.
Ejercer poder, en primera persona, “Yo Puedo” y no: yo quiero y menos yo quisiera.
¡¡¡El Poder es acción!!! Es decisión, para bien o para mal, el que hace construye y también se equivoca, pero todo error es perfectible ¿Quién puede juzgar a quién? El que esté libre de pecado que lance la primera piedra…y el que vive de buenas o malas intenciones, intenciones al fin; ceda el paso, no obstruya el camino, pero tampoco critique, eligió ser seguidor, ser gobernado hasta que cambie de actitud.

El Poder…, tan apetecido, tan codiciado, tan malgastado… ¿qué es? ¿Dinero?, ¿armas?, ¿Terrorismo?, ¿narcotráfico?, ¿gobierno?, ¿Dominación? El que no se gobierna a sí mismo no puede gobernar a los demás y gobernarse a sí mismo significa no ser esclavo de ningún vicio y/o necesidad. Ninguna dependencia, las condiciones externas no pueden determinar el estado de nuestro Ser interno porque este es Uno con el Todo, es parte del Todo, ¡Nuestra conciencia es Universal! El Universo es armonía, es equilibrio.

Sin embargo, somos libres y el libre albedrío no reconoce amos ni consejeros, cada uno es fruto de sus pensamientos, de sus palabras y de sus acciones ¿qué estamos haciendo? ¿Qué hace cada uno de nosotros por sí mismo y por los demás? ¿Estamos construyendo futuro? ¿Qué nos agradecerán nuestros hijos? ¿Qué camino estamos siguiendo?

¿Hemos perdido el norte? ¿Nos hemos alejado del derecho? ¿Permitimos que nos guíen hombres sin ciencia, hombres sin arte, hombres sin magia, hombres sin conciencia? Entonces volvamos al principio, cada uno de nosotros, otra vez desde el principio, tiene la obligación moral de responderse internamente ¿Quién soy?, ¿Para qué estoy aquí?, ¿Cuál es mi misión en la vida?

Es un error de origen pensarse generador de poder cuando sólo lo canalizamos y administramos y como cualquier energía debe ser empleada para beneficio de todos.

El liderazgo político debe administrar los mecanismos de poder que se ejercen a través de la autoridad, la ideología, las relaciones de conflicto, y desde el gobierno con las políticas económica, social, cultural, etc.

Es parte de la inteligencia de cada uno, saber idóneamente hasta donde llega y el conocimiento profundo de sus pruebas por superar, cada uno tiene su tiempo y deberá responder con creces por las decisiones que asuma, esta es una Ley que se convierte en conjuro: “Cosechas lo que siembras”

Un líder que se asume político puede determinar la historia respirando del éter filosófico de la verdad. La verdad única y pura: Amar y Servir

Sublimemos el poder hacia el bien común como el sol que brilla para todos y tendremos pueblos solidarios. La energía creadora la mueven la mente y el corazón. ¡Son tiempos de equilibrio, unamos Poder, con Amor, son tiempos de Perdón!

El Poder del Amor es el Perdón: perdonémonos todos, primero a nosotros mismos por lo que hicimos o por lo que no hicimos y en la misma medida a los demás, recuperemos la Fraternidad entre personas humanas que somos, con virtudes y defectos, aquí no hay buenos ni malos, todos buscamos lo mismo desde diferentes perspectivas, desde diferentes experiencias y líder es quién lo entiende así y nos guía con voluntad y con decisión hacia el bien común, sin resentimiento, sin odio, solamente con amor, con desprendimiento.

Son tiempos de perdón, tiempos de volver al camino, recuperar el Estado de Derecho y encontrar líderes que actúen con humildad, con sabiduría, que no ataquen, ni actúen a la defensiva, que midan el tiempo de cada conflicto y sean parte de la solución.

Valoremos nuestro paso por la vida desde el lugar que tengamos, ninguno de nosotros es eterno y pocos tendremos una segunda oportunidad.

¿Qué puede valer más que la vida? La vida es el bien jurídicamente más protegido, nuestro mejor regalo, sin embargo, la trasciende el espíritu; el cuando no es voluntad humana. Si se vivió en Amor y Libertad los resultados se traducen en la inmortalidad del alma y de la obra. Un amado amigo mío diría: vivir con visión histórica.

Hagamos política, desterremos la politiquería con todas las degradaciones de los egoísmos humanos, no hay cambio real, si no comienza en el interior de cada uno de los que aspiramos a servir a nuestro pueblo, recuperemos los principios rectores de la antigua filosofía política que decía:

La política es el arte de gobernar
La política es el arte de lo posible
La política es el arte de hacer posible lo deseable

Hoy tenemos la obligación de demostrar que la política es también la ciencia de precipitar lo que parecía imposible y ejercer el poder con decisión hacia días mejores.

*Es abogada y periodista