jueves, 9 de abril de 2009

...RENACEMOS DE NUESTRAS CENIZAS...


LOS DESAFÍOS DEL MNR A 57 AÑOS DE LA REVOLUCIÓN NACIONAL

Por: Marcela Martínez Sempértegui *


Fue necesaria la Guerra del Chaco para que los bolivianos tomáramos conciencia de la desarticulación del país, el desgobierno que se vivía y los fraudes que sufría el Estado boliviano. Este era un país colonizado, saqueado, asaltado, gobernado por unos cuantos promovidos por intereses mineros.

Del horror de la guerra surgió una generación contestataria, una generación que palpó el dolor y sufrimiento del pueblo boliviano y tuvo la valentía de encarar con una nueva mentalidad la Revolución Nacional del 52.

Hoy, 57 años después, el MNR enfrenta los mismos desafíos ante un país nuevamente desarticulado, enfrentado, dividido, intervenido por el neocomunismo que usa la esperanza de los pobres para enriquecer a sus élites corruptas y dominado por los petrodólares venezolanos que sin pena ni gloria hipotecan nuestros recursos naturales y promueven el nuevo pongueaje político, servil a intereses extranjeros, la cultura de la violencia, el clientelismo y la corrupción frente a una economía agonizante que pronto entrará en crisis.

De cara a los atentados consecutivos contra el sistema democrático, la violación permanente de los derechos humanos y los sucesivos golpes a la débil institucionalidad boliviana junto a la creciente inseguridad jurídica y ciudadana, el MNR enfrenta el desafío de liderizar, como único partido vivo y organizado, la intransigente defensa de la democracia, de las garantías y libertades del ciudadano y la unidad del Estado Nación bajo principios y valores que recuperen la dignidad humana.

Es imperiosa la vigencia de la Alianza de Clases y otras alianzas estratégicas para la unidad y desarrollo del Estado boliviano, del Ser Nacional, los fundamentos del Nacionalismo Revolucionario, a la luz de las realidades presentes y futuras, continúan ofreciendo respuestas, propuestas y soluciones a la problemática nacional. Es de suma necesidad para tod@s l@s movimientistas, pasar nuevamente de la ideología a la acción en las prácticas políticas, rescatando principios y valores como base para recuperar la credibilidad y confianza de la población.

Recuperemos y ennoblezcamos la vocación de servicio, la pasión por la libertad y la búsqueda de justicia, transparentemos todos nuestros actos, incluso nuestros pensamientos. Tomemos cada decisión desde nuestras mentes y nuestros corazones, escuchemos nuestro corazón y asumamos cada palabra, cada acción, con integridad, con respeto y compromiso hacia nosotros mismos.

Construyamos cada día un pedacito de futuro para nuestros hijos con amor, inmortalicemos las enseñanzas y conquistas de nuestros antecesores, rindamos honor al paso por nuestra historia de todos los grandes hombres y mujeres que edificaron nuestro presente.

El MNR vive, se fortalece y aprende con la experiencia de sus errores y se inmortaliza por sus reformas, leyes y medidas, que pueden ser imitadas y hasta mejoradas, pero nunca destruidas, ya que los logros del nacionalismo revolucionario, son las grandes conquistas del país y aunque se intente negarlo, continúan dando frutos como las organizaciones y movimientos indigenistas, hijos de la revolución del 9 de abril del 1952 que les dio ciudadanía y formó sus liderazgos con la Participación Popular.

Recordemos que Carlos Montenegro fue inspirado por una cita de Tupac Amaru que decía: “ Vivamos como hermanos y congregados en un solo cuerpo los indios, los mestizos y los criollos paisanos, a quienes nunca ha sido mi intención que se les siga ningún perjuicio”

Muchas aguas corrieron del 52 a la fecha, sin embargo, el primer hálito, de Tupac Katari y Bartolina Sisa antes de la conformación del Estado y los primeros pasos de Víctor Paz, Carlos Montenegro, María Barzola y Lidia Gueiler fueron significativos para recorrer creciendo un camino que tiene como norte el reencuentro con nuestra identidad, con la igualdad, con la equidad, en un mundo globalizado en el que nuestro aporte será el conocimiento y práctica de los valores humanos reflejados en la sabiduría de nuestros pueblos y ancestros.

No olvidemos que la vocación democrática de los bolivianos, tiene sus raíces en las culturas precoloniales, que valoraban la edad, conocimientos y experiencia de sus gobernantes como signos de sabiduría, así como la equidad de género con los aspectos femeninos y masculinos del chachawarmi y la alternabilidad en el ejercicio de poder y conducción de una comunidad; rol de turnos que todavía se mantienen en el desempeño de las autoridades originarias en el occidente del país y se la ejerce en pareja.

Rememoremos que nuestras civilizaciones madre de todos los bolivianos y bolivianas como origen, estaban tan desarrolladas, que iban conquistando pacífica y amorosamente a los pueblos tribales que encontraban a su paso por las diferentes zonas ecológicas de oriente y occidente en sus estrategias expansionistas y las asimilaban a través de sus enseñanzas. Sólo cuando comenzó la decadencia de estos pueblos se hizo presente la violencia y las peleas internas que coincidieron y facilitaron al y con el periodo de la conquista.

Aunque estos grupos no fueron incluidos en la vida formal de la República de Bolivia, mantuvieron sus costumbres y tradiciones designando paralelamente a sus autoridades originarias y es a partir del Voto Universal que legalmente adquieren ciudadanía y se incorporan a la construcción del Estado Boliviano, después de muchas luchas por reivindicar sus derechos.

Es a partir del MNR y sus comandos funcionales que campesinos e indígenas participan orgánicamente de la política partidaria, así como también las mujeres y es desde el MNR que a través de la alianza de clases, se logra unificar a la población en la búsqueda de un objetivo común: la construcción del Estado Boliviano, dueño de su propio destino.

La proyección del MNR como fuerza protagonista de la Bolivia del Siglo XXI, está en nuestras manos. Asumamos el desafío!!!


*La autora es Abogada Constitucionalista y Periodista.